El mito de Capricornio


Anteriormente ya hablé de Saturno, hijo de Gea y Urano, quien, por petición de su madre, castra al padre y lo destrona, para luego ser destronado por su hijo Júpiter. (ver El mito de Saturno)
Este signo está asociado al período del año en que los rayos del sol están más débiles y la tierra más fría y árida, aspectos que se mantienen en el interior del espíritu y se relaciona con el sacrificio anual de sembrar la tierra para renovar la cosecha. El tema de una realidad estéril con una larga espera por la renovación, sumido en la depresión y la desesperación, es una dinámica frecuente en los patrones vitales de Capricornio, así como el logro del éxito mundano después de una ardua lucha.
Aquí  la dualidad padre-hijo es el motor principal. La dinámica de esta polaridad ocurre internamente siendo el padre representado por el propio padre,  las figuras de autoridad o el conjunto de normativas que el individuo experimenta como limitadores de su creatividad y él, que se ve a sí mismo como el joven que necesita rebelarse, para poder expresar su esencia,  esto lo hace de forma pasiva, a través de la resistencia terca y obstinada, o abiertamente, aunque esta última es la menos común, sólo para encontrar que teme que lo que le espera en el futuro sea aún más limitador. Así se debate entre mantener lo existente y aferrarse a lo establecido o soltar, dejar ir y abrir paso a lo nuevo.
Es precisamente por esta lucha interna que podemos encontrar a Capricornio como el  buscador que lucha por llegar a las alturas como la cabra que dirige siempre sus pasos hacia la cumbre de la montaña, o como el individuo completamente inmerso en la ilusión del plano físico, buscando todo aquello que alimente la personalidad, ya sea el dinero o el poder egoístamente conseguidos. El materialismo, la lucha por la satisfacción de las ambiciones personales y el conflicto con las tendencias espirituales superiores están muy presentes, y al ser el más materialista de todos los signos constituye el campo de batalla entre el orden y sistema de valores antiguo de un lado y las nuevas inclinaciones y las tendencias superiores de otro, y hasta que los impedimentos emocionales y mentales del nacido en este signo no sean transcendidos con la disciplina y voluntad correspondientes el alma no será capaz de usar su personalidad para poder expresar amor y compasión.

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