El mito de Tauro
Mosaico romano de
Recia
en el que se representa a
Teseo y al Minotauro en el laberinto.
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Poseidón el Dios de las Aguas le envió de regalo Minos,
Rey de Creta, un magnífico toro blanco y le ordenó que lo sacrificara. Que
cosas más raras las que hacen los dioses, venir a darte un regalo y después pedirte
que lo sacrifiques, pero bueno, sigamos. Minos que apreciaba mucho la belleza,
no pudo cumplir la orden, ya que el toro era de verdad un espectáculo y trató
de engañar a Poseidón, sacrificando uno de sus propios toros. Que ingenuo! Tratando
de engañar nada más y nada menos que al Dios que rige el engaño, la evasión, la
distorsión, pues obvio que lo agarraron más rápido que inmediatamente y como desagravio,
hicieron que Pasifae, la esposa de Minos, se volviera loca de pasión por el
toro. Menuda venganza no? Pero es que eso es así, a ellos nunca se le ocurren
unas cosas normales, siempre tiene que ser algo extremo.
Pues bien, de esta apasionada unión nació un ser que
era mitad humano y mitad toro, llamado Minotauro. Y ahora qué hacemos con este
bicho? Cómo lo escondemos? Sobre todo porque era un recordatorio permanente de
que al Rey le habían puesto los cuernos, literalmente. Llamaron a Dédalo, quien
era un gran inventor y arquitecto y éste construyó un laberinto, del que era
imposible escapar.
La primera parte del problema estaba solucionada, ya
nadie lo veía, la bestia había sido encerrada, ahora había que alimentarla. Aquí
la cosa se puso color de hormigas, porque nada satisfacía a la bestia, sólo
comía carne humana y lo hacía sin parar y al contrario cada vez se
volvía más exigente y cada vez eran necesarios más y más sacrificios humanos.
Qué historia es
interesante si no tiene un héroe? Apareció Teseo un hombre valiente y astuto,
como todo buen héroe, me faltó saber si también era guapo, aunque seguro que si
lo era. Bueno el caso es que Teseo con
la ayuda de la hija de Minos, Ariadna, quien le dio un hilo mágico con el cual
podría ir marcando el camino por el laberinto y así encontrar la salida y
además le sostuvo una antorcha para alumbrarle el camino, salió victorioso. Al
poco tiempo de la victoria, supongo que crecido por la fama, abandonó a Ariadna de un modo frío y
desalmado. Ella después se enamoró de Dionisio, pero esa es otra historia.
En este mito nos encontramos con varios rasgos
significativos de Tauro. El primero lo aporta el rey Minos, cuando decide no
sacrificar el toro porque era muy hermoso. Esto nos habla de la conexión del
signo con los placeres, con el disfrute, con el gozo, no olvidemos que está
regido por Venus.
Luego cuando nace el Minotauro, era un ser pacífico,
tranquilo, característica del signo, pero en el que vive una bestia, que si se
ve amenazada, es capaz de llevarse todo por delante. Esto ocurre cuando lo
encierran y allí se conecta solo con la parte sensual y de satisfacción de un apetito
voraz y de los placeres sin medir las consecuencias y sin reconocer a la
divinidad y muestra una conducta arquetípica del signo, el tratar de esconder
las pasiones en lugar de sublimarlas.
Al mismo tiempo en Ariadna vemos otra de las características
propias del signo, el ser alumbradores del camino, ayudando a los seres que
aman a descubrir su potencial sin importar estar en segundo plano.
Y finalmente en el abandono de Teseo encontramos un
tema recurrente de este signo, que es el temor a sentirse abandonad@s cuando ya
no se es útil. Recordemos que Venus inicia las relaciones, pero no las
mantiene.
El gran reto para este signo es lograr el equilibrio
entre el placer y la espiritualidad, el centrarse demasiado en el mundo
material puede hacernos mucho más vulnerables de lo que creemos y esa fuerza
interna que a veces atemoriza hay que dejarla salir, sublimada, nunca
reprimirla. Nada que sea reprimido puede dar como resultado algo bueno.
Un lazo espiritual
fuerte sostenido por valores maduros trae sin duda alguna ese equilibrio.