El mito de Libra
El Juicio de Paris - Antonio Mingote Escritor, dibujante y académico español |
Todos
estaban de fiesta. Se celebraba una boda muy importante, los contrayentes eran la diosa Tetis, hija de Nereo antiguo y
venerado Dios del Mar y Peleo un mortal, discípulo de Quirón, quien por sus
atributos se había ganado el privilegio de desposar a la hermosa nereida.
Allí estaba
invitado todo el mundo, dioses y mortales por igual, sólo dejaron por fuera a
Eride, la diosa de la discordia, porque nadie quería que viniera a estropear
tan alegre celebración. Pero qué vamos a hacer si es que cada quien tiene que
hacer su papel y actúa según su naturaleza. Allí se presento Eride, escondida
en una nube, supongo yo que gris, y dejó caer en la mesa del banquete, así como
quien no quiere la cosa, una manzana de oro con una inscripción que decía “Para
la más bella”. Obvio que logró su objetivo, en menos de cinco minutos
estaban todas esas diosas agarradas por las moñas, disputándose la manzana, finalmente
la batalla terminó entre tres de ellas. Atenea, Afrodita y Hera. La pelea llegó
a tal punto que ni el mismo Zeus quiso
meterse a servir de juez, ni loco que hubiera estado. Pero estamos hablando de
Zeus, es el dios máximo del Olimpo y tiene que dar una solución. Se le ocurrió
entonces que había que traer a alguien de afuera, imparcial para que sirva de
árbitro.
Paris era el hijo del rey de Troya, quien había sido
abandonado en el monte de Ida, porque un oráculo le había dicho a su madre que
causaría la destrucción del reino. Dejado allí en el medio del bosque para que
se lo comieran los animales, fue rescatado por una osa que lo amamantó y
protegió, luego lo recogen unos pastores que lo crían con mucho amor y termina
creciendo siendo un hombre muy apuesto,
fuerte e inteligente. Además tiene una gran capacidad de juicio. Pobrecito, no
sabía en el paquete que iba a terminar metido.
Estaba él tranquilito, pastando su rebaños, feliz,
disfrutando de la naturaleza, cuando se le aparece Hermes y lo lleva al Olimpo.
Allí se da cuenta de que tiene por delante una tarea gigantesca y trata de
zafarse ofreciendo partir la manzana en tres. Obvio no se lo aceptan, tiene que
elegir a una sola. Vienen las diosas y lo tratan de sobornar. Hera le ofrece
todo el poder que quisiera tener. Atenea le ofrece sabiduría y la posibilidad
de vencer todas las batallas y Afrodita le ofrece ser amado por siempre por la mujer más hermosa. Uy que problema! Como elegir a una sin que se
molesten las otras dos?
El era un idealista y finalmente se decide por
Afrodita. No tomó en cuenta que la hermosa mujer que Afrodita le otorgó, era
Helena, la esposa de Menelao, rey de Esparta. Esta decisión trajo como
consecuencia una historia bastante conocida por su proporciones épicas, la
Guerra de Troya.
Este mito revela el eterno conflicto de Libra, elegir.
Ay Dios! Si tomo esto, dejo aquello por fuera. Es justa esta decisión? Y si
haciendo esto hiero sus sentimientos? Que hago? Donde está el equilibrio? Para
poder superar este conflicto es necesario subsanar la división que hay en el interior.
Al lograr la armonía interna, Libra se convierte en un juez justo y
equilibrado, capaz de extender esa armonía a su alrededor.