El mito de Escorpión
Perseo era hijo de Zeus y una mortal, Dánae. Su abuelo el rey Acrisio
montó a su hija y al nieto recién nacido en una embarcación bien endeble y los
tiró al mar, esperando que se ahogaran, porque un oráculo le había anunciado que
moriría a manos de su nieto.
Zeus se encargó de enviar suaves vientos y una marea favorable para
asegurarse que su hijo llegara con bien a tierra firme. Fueron recogidos por un
pescador y llevados ante el Rey quien los acogió y permitió vivir en su isla.
Así Perseo creció ignorando su verdadero origen y por supuesto que no nos tiene
que extrañar, que se convirtió en un hombre fuerte y valiente, como tampoco nos
debe extrañar que el rey hiciera avances amorosos inapropiados hacia Dánae, lo
que terminó siendo la razón por la cual Perseo aceptó un reto del rey, si le
traía la cabeza de Medusa, él dejaría a la mamá en paz.
Medusa era un ser espantoso, en lugar de cabellos le crecían serpientes,
la piel era de escamas de dragón, tenía dos colmillos de jabalí, las manos de
bronce y unas alas, que aunque eran de oro, las podía utilizar perfectamente
para volar. Pero como si todo eso fuera poco, convertía en piedra a todo aquel
que la mirara a los ojos. Toda una delicia de ser.
Así parte el joven guerrero, buscando no la gloria, sino proteger a su
madre. Zeus por su parte al ver lo que está ocurriendo ordena a otros dioses
que ayuden a su hijo. Hades, el rey del inframundo le da un casco que lo hace
invisible, mi querido Hermes le prestó sus sandalias aladas con las que podía
volar y Atenea lo armó con una espada de filo diamantino y un escudo tan
brillante que parecía un espejo. Con todo esto pudo Perseo llegar hasta Medusa
y cortarle la cabeza, usando el reflejo del escudo para no mirarla directamente
y salió muy airoso, cabeza en mano. Si es que estas cosas se resolvían así.
Ahora vamos a la parte que nos encanta de todos los mitos, y si no, preguntemos
a los estudios Disney que han hecho millones produciendo películas basadas en esto,
viniendo de regreso, el valiente guerrero se encuentra con una doncella que
estaba siendo sacrificada a un monstruo marino, vaya usted a saber por qué
razón, alguna ofensa a un Dios supongo yo. Por supuesto la doncella era
hermosísima y por supuesto nuestro personaje se enamoró a primera vista. Ni
corto ni perezoso, agarro la cabeza de Medusa, se la enseño al monstruo y lo
dejó petrificado, rescato a la doncella que resultó ser Andrómeda y siguió su
camino convertido en héroe.
Cuando llegó muy feliz de poder liberar a su madre de los acosos del rey
y además traer a su lado a su amada doncella, se encontró con que en su
ausencia, los avances del rey habían recrudecido, tomo de nuevo la temida
cabeza y petrificó a todos los enemigos de su madre.
Devolvió los dones que los Dioses le habían dado y entregó a Atenea la
cabeza de Medusa, quien la puso en su escudo y de allí en adelante si es verdad
que ganó batallas.
Todos felices comiendo perdices, pero como el
destino es el destino, un día, mucho tiempo después, se celebraban unos juegos
olímpicos, Perseo lanzó un disco y lo hizo con más fuerza de la esperada, el
disco salió volando y le dio de planazo en la cabeza al Rey Acrisio quedando
seco en el sitio y dando cumplimiento cabal a la profecía.
En este mito nos encontramos una criatura de
sangre fría, representante del inconsciente contra la cual el héroe tiene que
luchar utilizando su conexión con su parte superior y sin mirar hacia atrás. Medusa y el héroe son dos aspectos del todo. Vemos
los temas de la trasgresión y la violación que no necesariamente tiene que ser sexual,
así como el horror que puede mostrar un rostro cuando el alma está presa de
sentimientos como la rabia, el coraje, la venganza y la destructividad del
inconsciente. La lucha contra Medusa
refleja el trabajo que debe hacer Escorpión para enfrentar esas emociones perturbadoras que lo pueden llevar a estados de apatía
interna, y así pueda usar su poder para alcanzar objetivos conscientes sabiendo
controlar los impulsos destructivos.
El trabajo de Escorpión es el enfrentamiento
con su propia oscuridad emocional y de su encuentro con el amor, porque después
de todo este signo representa el viaje del alma de la oscuridad hacia la luz.