El viaje de Inanna
Este
es uno de los mitos de Plutón
Inanna
y Ereshkigal eran hijas de Anhar, Dios del Cielo y Kishar, Diosa de la Tierra.
Eran dos hermanas tan diametralmente opuestas una a la otra que Innana era la
diosa del amor, la vida, la luz y heredera del reino de su padre y Ereshkigal reinaba
el inframundo. Ella se había casado con Nergal, dios de las guerras y las
plagas y entre los dos creaban toda clase de miserias.
Estando
Ereshkigal en trabajo de parto, Nergal
murió. Era tal su llanto de dolor que conmovida su hermana Inanna,decidió bajar
al inframundo a visitarla y darle consuelo.
Inanna
se viste con sus mejores ropajes de reina para presentar sus respetos a su
hermana. Antes de salir, sin embargo, le advierte a su fiel sirviente
Ninshubur, que si no regresa a los tres días, que vayan a buscarla.
Cuando
llega a la puerta del inframundo, el guardián del reino, le notifica que para
bajar debe pasar por siete puertas y en cada una de ellas quitarse una prenda
de ropa y que al llegar ante la Reina debía arrodillarse ante su trono.
Inanna
cumplió con todas las condiciones y así al terminar de bajar está completamente
desnuda y arrodillada ante la hermana, momento en el cual ésta, llena de todo
su odio y resentimiento dicta sentencia y ordena que la cuelguen de un gancho
hasta que se pudriese.
Pasados
los tres días Ninshubur recordó el aviso de su señora y fue al templo de los
dioses por ayuda. Nadie quiso ayudarla, hasta que finalmente
Enki, dios de la
tierra se ofreció a rescatarla. Tomó la suciedad de debajo de su uñas y con eso
hizo dos pequeños seres que eran tan pequeñitos que pudieron escurrirse entre
los guardias sin ser vistos y tenían la orden de que al llegar frente a
Ereshkigal la acompañaran y consolaran en su dolor.
Estos
dos personajes fueron tan reconfortantes para la doliente viuda que despertaron
un sentimiento de inusual gratitud en ella, así que les ofreció que eligieran el
regalo que quisieran y les sería concedido. Obviamente ellos pidieron el cuerpo
de Inanna.
Una
vez lo tuvieron y siguiendo las instrucciones de Enki, rociaron el cadáver de
la reina con agua y el alimento de la vida, e Inanna revivió, solo que todavía tenía
que esperar el veredicto de los jueces para poder abandonar el inframundo.
Ellos determinaron que ella se podría ir si dejaba a alguien en su lugar.
Un
montón de demonios la acompañaron y la pusieron frente a Ninshubur, pero ella
se negó a entregar a su fiel sirviente a cambio de su vida. Los demonios
continuaron llevándola por todo su reino, para que eligiera a quien iban a
llevarse, pero ella seguía negándose. En la última parada la llevaron a su
palacio, y allí se encontró a su esposo Dumuzi, muy feliz, disfrutando de buen
vino y en compañía de otras mujeres. Fue tal el dolor que sintió que les dijo a
los demonios que se lo llevaran a él.
Al
poco tiempo de haber tomado la decisión se arrepintió, porque se dio cuenta que
a pesar del mal comportamiento del esposo y de su engaño ella lo extrañaba. Fue
a buscar a la madre de Dumuzi, quien obviamente estaba llena de dolor y
buscando por todos lados quien la ayudara a traer a su hijo de vuelta y planearon
hacer un trato con la reina del inframundo en el cual la madre pasaría seis
meses en el inframundo y Dumuzi los otros seis.